viernes, 23 de enero de 2009

Parte 1

No hay muchas cosas ciertas sobre lo que voy a contar, lo único cierto es que ni yo estaba ahí ni ella estaba ahí, y al decir esto no puedo evitar recordar la invitación al casamiento de mi entrenadora de handball de los 11 años que decía algo así como:

Él estaba allí.
Ella estaba allí.
Y vos...
¿dónde vas a estar el 11 de octubre?
¡En el casamiento de Ana y Juan!

Y así podría dar más detalles de ese casamiento, como que se festejó en el galpón donde entrenábamos y que había esculturas hechas de frutas, como un oso de naranjas y un ananá que imitaba algún animal de forma extraña, pero no es eso lo que me interesa contar.
Yo tenía cerca de 21 años y volvía de la facultad en pleno invierno, con el sobretodo ceñido y un sweater de feria americana que tenía esquiadores bordados en el pecho. Fumaba el último cigarrillo de un atado de veinte, y contaba con seteinta y cinco centavos en el bolsillo derecho, suma que no alcanzaba a reponer otro paquete de Marlboro ni equivalía a un pasaje del sesenta y cuatro para volver a casa, así que caminé. Bajé por Thames, caminando entre adoquines sueltos que salpicaban barro acumulado de lluvia invernal, y recorrí cerca de doce cuadras en las que el peso de mi bolso se hizo notar sobre mi columna escoliósica, hasta llegar a la esquina de Araoz, donde todavía funciona aquel barcito atendido-por-sus-propios-dueños, que siempre me causó curiosidad. Entre el ruido escaso de esa zona poco transitada en días de semana y mi creciente hambre de caminador forzado, poco era lo que captaba mi atención de regreso a casa. Y digo poco, porque fue entonces que agradecí al cielo haber contado con tres monedas de veinticinco en todo mi capital universitario. En las escaleras de la estación de subte Parlamento, cincuenta y cuatro kilos de perfección humana hechas metro setenta y dos, descendieron lentamente en un menjunge de tapado rojo con botones blancos y pelo corto-como-varón. No soy un tipo impulsivo, y menos lo era en mi tercer año de facultad, pero por alguna razón que todavía ignoro, decidí seguir los pasos de aquella extraña y adentrarme en aquel misterioso y húmedo mundo subterráneo. La seguí hasta la boletería, donde la vi deslizar noventa centavos con sus manos frías por debajo del vidrio recibiendo a cambio un boleto de subte que, pensé, la alejarían por siempre de mi vida. Las pantallas de los televisores anunciaban que todavía faltaban 3min. 45 seg. para el arribo del próximo tren, tiempo suficiente para revisar todos y cada uno de mis bolsillos en la búsqueda de los quince centavos que me separaban de aquel cruel molinillo discriminador. Busqué con desesperación, en los bolsillos de mi sobretodo y en los bolsillos húmedos del jean, pero sin resultado alguno. Finalmente, hundí mi mano en las oscuras fauces de mi bolso, lugar inhóspito que albergaba infinitas cantidades de basura innecesaria, hasta que di con el frío metálico de una monedita de diez. 2 min. 07 seg. marcaba la pantalla, y todavía faltándome 5 centavos encaré con paso decidido hacia la boletería. "Hola, un boleto por favor" dije desinteresadamente mientras hacía de cuenta que revisaba mis bolsillos en busca de la suma exacta. Saqué los ochenta y cinco y los conté en la cara del vendedor. "Uy! Me faltan cinco" dije descaradamente, "¿Tenés cambió de 100? Porque no tengo nada más chico" volví a mentir. "Tomá flaco, me debés cinco" y partí rumbo al molinete y a aquel sobretodo rojo causante de semejante asaña.

4 comentarios:

QSUM dijo...

Sos una de las pocas personas a las que puedo leer, aunque no "justifique" el texto.

La palabra que me toco ingresar hoy, es poperine.
Que bien suena.

Val dijo...

Qué belleza de texto. Qué hermosura. Con todo lo que te caracteriza y hace que un texto sea atrapante, interesante, dé gusto leerlo, y haga sonreír el alma, sigo sumergiéndome completa en tus andanzas ciudadanas que me llevan impecablemente desde la primera letra hasta el último punto. Saludos.

La Luna dijo...

emmm...te mando 90 centavos por correo (?) para que sigas contando??

parte 2, parte 2!!

noparemosdereir dijo...

Disculpa, andaba paseando y me encontre con tu historia...
Me sumo al pedido...
Yo tmb quiero la parte dos!
jajaja

Besos