
-¿Qué nos pasa?- Se preguntaron todos y cada uno de ellos. La navidad había llegado y todavía no la sentían.¿Quién se había robado el olor a garrapiñada y turrón?¿Dónde se escondía ahora el brillo de las pelotitas colgadas por todos lados?. Ya faltaban solo días para Noche Buena, y los corazones de todos se mantenían ajenos al espíritu navideño, ocupados en sus maletines, sus autos y billeteras. Ese año no se colgaron las luces sobre la gran Avenida. Ese año los negocios pusieron unas precarias ramas adornadas de cuando en vez con algún moño desteñido. Ese año... ese año la navidad demoraba en llegar. Pero entonces, alejados de la ciudad, los niños jugaban en las veredas, allá donde ningún monstruo motorizado amenazaba con pisarlos. Allá donde el olor a pólvora de los petardos se sentía, casi olvidado pero feliz de seguir en pie. Allá las roscas colgaban en las puertas, celosas de que nadie las toque ni les quite sus adornos. Allá las luces brillaban en los árboles y en aquellos diminutos ojitos que corrían por el asfalto. Allá la navidad siempre era navidad y este año había llegado, como siempre, justo a tiempo.
1 comentario:
Así somos. Así es el hombre. Así es la humanidad. Entre tanta frivolidad, tanta tecnología, tantos avances, dinero y otras cosas que parecen ser importantes hoy en día, nos vamos olvidando de lo que realmente importa, nos hace felices. Cada vez la Navidad significa menos, cada vez hay menos ganas de armar un arbolito, de ir a misa para celebrar el nacimiento de Jesús, de hablar con familiares que hace mucho que no vemos... Cada vez hay más ganas de salir, de emborracharse, de tirar cohetes, uf... así estamos...
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