Sentir el calor del filtro en el paladar y tirar la colilla, un poco asqueado, entre la vereda y la raíz de aquel árbol. Caminar un poco, apretando el paso con las manos en los bolsillos aunque no hacía frío. A veces era tan fácil sentirse perdido a unas cuadras de su casa. Jugar al solitario, al nocturno, llenarse de la sensación de poder ser como algunos privilegiados. De ser así, tan lleno de aire en los pulmones y con un par de zapatos sin peso, de esos que parecen volar al ras del suelo. Tantas veces hubiera querido ser así: espontáneo y disperso en su propio mundo. Pero la mayoría de las veces la ropa apretaba demasiado en el pecho y los pies se volvían de cemento. Había llegado, incluso, a sentir envidia de los ciegos que construían sus colores y que celeste significaba el ruido de una canilla goteando en la mitad de la noche.
Tampoco había llegado a escribir mucho. Probablemente unas cuantas líneas desorganizadas en el reverso de algún pase del subte de Barcelona. Los pinceles se ponían como brasas tensas entre sus dedos y el lienzo esperaría hambriento por un poco de talento. El brillo en los ojos parecía apagarse intermitentemente un poco más con cada Navidad que pasaba y el pelo ya no se revelaba en la mañana. Le quedaban algunas polaroids en el cajón de la mesa de luz y dos o tres caramelos masticables en el abrigo para la lluvia.
Lo había intentado con todo: con invitaciones al café que tanto le gustaba, con esperas en aquel cantero para ver si la interceptaba a la salda de las trece cuarenta y cinco, con cuadritos comprados en la plaza y llamados en los días de lluvia. Nada parecía funcionar. Eran quizás, aquellos bloques en los pies los que no le permitían llegar demasiado lejos, o la mirada puesta en las copas de los árboles la que lo hacía perderse las monedas en el suelo.
Probablemente la encomienda de pajaritos de cartón seguiría pendiente dos, tres, cuatro semanas y al llegar al correo encontraría en las estampillas el olor ideal para elevarse veintinueve milímetros al bajar cada escalón de la escalinata principal. Aquel rollo kodak que nunca reveló lo invitaría a pasearse por San Telmo al verlo impreso en papel fotográfico y el llamado del sábado pasado daba ganas de planear desde el primer piso hasta el kiosco de revistas de la avenida. Aunque después los zapatos brillantes de ella decidieran, como de costumbre, caminar al lado de la guitarra de algún-otro-que-siempre-es-mejor, la posibilidad de dejar de lado los bloques era, casi siempre, suficiente para él.
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7 comentarios:
No te da nada de vergüenza decir Praga, Barcelona, San Telmo; pero tenés un poco de pena para escibir: Plaza España, Calle San Martín. No se porque. A mi también me pasa.
¿La puerta del Colegio? Me gustó.
muy loidno el anterior. este si lo entendi , te debo cubos... pero el anteerior crea una tmosfera muy invernal y hogareña . me da frio.
Será por que la calle San MArtín es un criadero de celulares?
Probablemente Praga, Barcelona y San Telmo también, pero no lo sufrimos y se nos presenta como más romántico.
Además, no hay ni una puta diagonal.
Las ciudades sin diagonales no merecen ser nombradas, por forras, por perfectas, por urbanamente correctas, las odio.
Lindo para un feo como vos, ya lo he dicho.
Ese fleco, además de hacerte malo, me hace tenerte más respeto y decir menos la palabra feo (y no es porque no lo seas), pero no sé.
Amanecé muerto, por favor.
Hermoso. Hermoso.
Rayuela salió el 2º libro más influyente de todos los tiempos después de El Principito. Amigo, ponete las pilas, tenés que leerlo.
NO .
no caigtas en la estupidez d leer Rayuela ... influyente? despues del principito? influyente para afrancesados y oligofrenicos .
Mira , va , ya lo sabes , feo : el mejor cortazar es el de los cuentos y ni vos ni yo lo cambiamos por sus novelas...anda a escribir El perseguidor... o continuidad de los parques... Rayuela , todo bien ... pero no ando con tanto tiempo...
muy lindo el cuento.. tambien lo enntendi.
lindo rolinga.
Ahora sin tapujos : me gusto mucho el cuento ... te tenes que contactar con juan y yo con us y hablar de ciertas cosas.
Tomy te acordas cdo nos conocimos en kasa babylon : yo agarre los manies y me los empecea comer y vos me los sacaste de la mano y me dijiste : ¿ que haces?... te levantaste y te fuiste con bongou al baño , y si , necesitaba que alguien le apretara la cabeza...
Yo mire al ciro y le digo :¿quien es este putazo que esta aca?
- un amigo de la cintia , es re copado el chabon! dijo el ciruela.
jajajajaja
me caiste tan glam perra y yo soy tan negro mersa...
Julio porque nunca leyó Rayuela, así de simple.
Vos dale, leelo, juzgá por vos mismo y devolveme el libro, panchaso.
Feo, tenés que ver que wildie están mis cabellos. Me liberé! Uhhh
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