Eran alrededor de las siete de la tarde, horario en que daba exactamente lo mismo caminar por la vereda o por medio de la calle sin transitar. A la derecha, un par de almacenes poco prometedores, dos o tres púberes tomando cerveza en el cordón y algún que otro negocio de regionales. En frente, la plaza del pueblo, manchón de pasto verde con árboles que se estiraban tapando los últimos rayos de sol. La iglesia, pese al frío, conservaba el calor de la tarde en los azulejos del atrio y las paredes, y se podía sentir una caricia divina al caminar bajo su descascarado campanario. Más allá, unos cincuenta metros, el río y su caudal pasaban por debajo de un precario puente mordido por moho y musgo. Y después: nada. La mismísima nada hecha pueblo y barro, piedra y semillas de algodón. Desandar los cuarenta y tres metros (no eran cincuenta), sentir el calor de la iglesia y pasearse sin sorpresa alguna por entre las artesanías hechas con carozos o algún que otro posafuentes de macramé.
El viaje se destinaba a escribir en el cuaderno azul o mojarse las patas de vez en cuando en el río, no podía pedirse demasiado de aquel pueblo que parecía tan pintoresco por fotos. Almacén y ropería "Doña Nena", nombre poco tentador que superaba ampliamente a los carozos y al dulce de tomate. Más grande fue su sorpresa al enterarse de que Doña Nena (probablemente la mujer detrás del mostrador) era propietaria de lo que, al parecer, se trataba de una feria americana de pueblo. Saldos en cajas por dos, tres y cinco pesos. -Hay más en el patio, pero no hay luz- y salir por entre las cortinas floreadas que fueron, posiblemente, sábanas una década atrás. "Era verdad lo de la luz" y revolver con lo último que quedaba del atardecer en una caja de bordes húmedos y un mesón de madera. Podían rescatarse un sweater a rombos grises y beige y una bufanda azul eléctrico, lo demás era digno de algún ama de casa malhumorada en pleno auge menemista o del diariero de la esquina que día a día lee los titulares para poder quejarse del país donde vivimos. Pagar con cinco pesos y encontrar, de reojo, unas ondas pelirrojas revolviendo dentro de un enorme bolso floreado que poco tenía que envidiarle a las cortinas del patio. -Me faltan dos pesos, esperá que busco- dijo mientras llenaba el mostrador de lapiceras, esmaltes de uña, libros y vaya a saber uno cuántas otras cosas más que podían entrar en bolsos de semejante tamaño. -Cobramelos de los cinco, no hay problema- y caminar hacia afuera luego de una sonrisa cómplice, tres pestañeos y un staring. -¿Tampoco sos de acá?- que bla bla bla y que pasara después a su cabaña "Del puente, la primera calle (y la única) a la izquierda, es la del buzón naranja" a tomar un té por los dos pesos. De repente el pueblo parecía un lugar tan saludable dónde tomarse unas vacaciones, con su enorme plaza rebosante de vida, su iglesia acogedora y las más bellas artesanías en alpaca y carozo. ¡Oh, qué bellas vacaciones!.*
* Léase con especial sarcasmo, en tono socarrón.
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7 comentarios:
"Roperia" ese titulo me gustaria, bah... leeria algo llamado Roperia.
Hoy estoy particularmente sensible, si no hubieras puesto lo de la ironia, ni lo notaba.
Me hubiera gustado creer en eso.
Q lindas cosas que escribís. Yo antes lo hacía, cuando tenía musas y sueños... hasta podía firmar blogs y estas cosas raras de hoy en día. Simplemente a veces uno mismo se va desvaneciendo.. Hoy, en la oficina, con dos pesos en el bolsillo, melancolia de por medio vine a parar aquí.. causalidad diría Castaneda.. Erica.
Voy a comentarte despedia y el otro anteriro
el de la fragilidad.
Realmente muy lindo fragilidad
Las harpias cortando hilos
Muy triste y lindo
aunque 20 particulas me parece poco.
Y el otro Lindo tambien
Bueno tambien , cargado de histeriqueos a los que ya nos acostumbraste sigue siendo el problema: Las mujeres.
Fuck off tomy, hasta que no te comas una concha con los dedos manchados de sangre no voy a leerte los cuentos.
Chau.
jajaja. te quiero
y amo tu literatura.
Siempre un genio Tomás!
Me encanta lo que escribis y cómo lo escribis.
No tengo mucho que decir, sabes que estoy en mi período de aprendizaje y por cierto siempre me termino frustrando.
Te dejo un beso enorme.
Todos los pueblos son iguales; pero me hiciste acordar a un lugar en ¿San Juan? ¿La Rioja? Bah, no se. Pero me acordé. Linda la descripción. Me gustó.
recien lei un comentario que dejaste en mi blog hace, creo yo, varios meses.
queria pasar a agradecerte por ello, por haber leido y vi que aca hasta hay un link en mi honor. por esto tambien te agradezco.
ahora voy a ponerme a leer yo.
te mando un saludo, que estes bien.
Propongo de título "Apatía", pero en el sentido epicúreo.
(¿Algo que ver con la tía Nena?)
Al principio ese lugar fue para mí todos los lugares, hasta que lo fijaste, lo amarraste, lo condenaste a estas tierras de desdicha. Me gustó eso. Y me gustó confundir los personajes. Pero eso fue casualidad, sólo porque soy un poco boluda para leer y para reir. =)
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