domingo, 5 de octubre de 2008
domingo y bla bla bla
Y entonces...¿por dónde empezar?. El hecho de que sea domingo y que ella ya no sea musa inspiradora, no significa que no se pueda escribir. Por un lado, podría decir, recitar y escribir veintitrés párrafos que hablen sobre, por ejemplo, alguna chica-linda-con-vestido-amarillo que anda en bicicleta por la ciudad, y que el otro día vi por mi ventana (lo cual es cierto). Pero no. No voy a hacerlo. Podría enumerar las infinitas películas y libros que me quedan por ver/leer y quejarme porque últimamente no me gusta ningún disco nuevo. Pero no, tampoco voy a hacerlo. Por último podría finalizar quejándome (como de costumbre) de la primavera, del polen, las abejas, el calor/frío intermitente y la epidemia incontrolable de hormonas buscándose en el viaje del colectivo 64, en el tercer banco de la plaza o en la cafetería de en frente. Entonces pienso "es curioso. hace doce años que vivo exactamente en el mismo lugar y jamás tomé un café en la cafetería de en frente. quizás por eso sigo pensando "en ella" y no la encuentro. porque, justamente, está esperando por mí en la cafetería de en frente". y sacudo mis estúpidos pensamientos de un plumazo. Y entonces recuerdo, rebobino mi historia unos seis meses atrás y veo cassettes, remeras fluorescentes, ataques de celos, sonrisas no correspondidas y adolescencia tardía. Me avergüenzo, un segundo, y después me río. Al fin y al cabo, después de tanto tiempo y energía perdida, me doy cuenta que me queda un paquete de inocencia que compré a $2,10 en el kiosco de abajo de mi casa.
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4 comentarios:
Más que introspectivo esto es medio llorón.
Tomás, sos un escritor. Dedicate a eso.
Estoy cansada de los fucking combos: adolescencia tardía + que la inocencia te valga.
No esta bueno.
No esta nada bueno.
Que vuelvan rápido los post optimistas, aunque últimamente descreo horriblemente del optimismo.
Me encantó, sos un genio flaco.
A veces me pasa eso de querer escribir, pero no saber qué. O sí saber, pero no querer escribir de esos temas.
Y a veces me pasa de querer escribir y saber sobre qué, pero no tener el tiempo necesario para sentarme en silencio y dejar fluir las palabras. Y cuando eso pasa es peor. Y me desespero, y entro en ataque de estrés.
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