miércoles, 8 de octubre de 2008

shy


Y así ir bajando, despacio con la mirada, contando tus huesos. Desde la clavícula bien visible hasta el codo, por el antebrazo hasta tu muñeca y acariciar tus manos. Guardarlas entre las mías como un pollito recién nacido, protegerlas del frío aunque haga calor, buscar tus ojos enormes y perderme en el grano de café de tus pupilas. Detener celoso el viento atrevido que se cuela por tu cintura, aferrarme a los huesos puntiagudos de tu cadera y ver, en el reflejo de la ventana, que otra vez tengo los cachetes a punto de estallar.

No hay comentarios: