domingo, 2 de mayo de 2010

canciones como oráculos

-"Las canciones son como oráculos"- me dijeron. Vine a entenderlo tiempo después. No es una teoría demasiado complicada: entrás en un bar y pasan un tema, te retuerce las entrañas y te recuerda aquella vez que hacía frío y te regaló una sonrisa. El tema pasa, y da lugar a otro que es aún peor, que te retumba en la cabeza y se ríe un poco de que vos todavía te acordás de la noche sobre la cama, mirando el techo, escuchando un disco, en silencio para no decir lo que ninguno de los dos quería escuchar. Así pasan las canciones, pedís un whisky (nacional porque es más barato) y ahora el gusto amargo es doble.
"Canciones como oráculos" pensás, y te das cuenta que hay cosas que no se pueden borrar. Que quedan rastros de perfume en el sweater, en la funda de la almohada, en el libro que te presté, en la película que no vimos. En las fotos que nunca me mostraste, en los paquetes de cigarrillos que nos terminamos hablando de los años sesenta, en que antes la gente era mejor y que no sabemos qué queremos.
Te pienso como la cámara Polaroid que nunca compraste, como el día que quería que llueva y salió el sol, como pullóveres de feria americana. Un cuadro de Basquiat. Todo. Nada.

1 comentario:

Val dijo...

Tus palabras me enamoran.